La
agricultura en Poyales del Hoyo
“El paso
de una agricultura de subsistencia a una de mercado lo marcó el
lino”
Manuel
Martín. El Diario de Avila.12 de Agosto de
1988
La
pertenencia de Poyales del Hoyo, junto con Candeleda, a la comarca natural de la
Vera, ha condicionado una agricultura diferente a cualquier otra de la provincia
de Avila, incluso del Valle del Tiétar, si exceptuamos el Robledo de Lanzahita o
las Vegas de Gavilanes.
El
microclima subtropical de esta zona, propiciado por la barrera natural de la
Sierra de Credos que la protege de los aires frios del Norte —el terrible
cierzo— y por la amplia cuenca del Tajo, por donde circulan las corrientes
húmedas del Atlántico que al chocar con las altas cumbres del Sistema Central se
convierten en lluvia, configuran las peculiaridades de su clima: regadío
frente a secano, huerta frente a cereal, minifundio frente a latifundio, árboles
frutales frente a encinas y alcornoques.
HISTORIA
Los
vetones, primeros pobladores de esta zona, en su Castro del Raso,
practicaban una actividad propia de subsistencia basada en la
ganadería, tradición que pasando por Viriato, pastor luso, nacido en el Piornal,
van a continuar los distintos poblados del Hoyo Arriba, Ojaranzos, las Casillas,
embriones de lo que será Villanueva de los Poyales.
Esta
tradición ganadera sólo se verá ligeramente turbada por la única experiencia
minera de la zona: las "ferrerías" de los romanos, con importantes centros
en Candeleda, Arenas, Ramacastañas y el Gorronal, de Poyales del Hoyo. La
agricultura paulatinamente irá ganando la partida a la ganadería en el
transcurso de los siglos XV y XVI, coincidiendo con el asentamiento de la
población en el núcleo urbano que hoy conocemos como Poyales del
Hoyo.
PRODUCTOS
AGRARIOS
El paso
de una agricultura de subsistencia a una agricultura de mercado lo va a marcar
el lino, primer producto agrario comerciable, que supondrá para
Poyales sus mayores cotas de riqueza y que se traducirá, por ejemplo, en
poder terminar, por fin, la Iglesia, la construcción de la Casa Parroquial, del
cementerio y de las principales casas solariegas, realizadas todas ellas en
sólida piedra berroqueña.
El
algodón mató al lino y se hizo dueño y señor de las Vegas de Poyales. A aquél,
se incorporaron el pimentón y el tabaco. Las fibras sintéticas acabaron con
el algodón, una más de las destrucciones que todo progreso trae
consigo.
La vid,
el olivo y la higuera, como productos autárcicos convivían con los
productos de mercado cultivados en las Vegas.
La vid
no llegó nunca a tener entidad propia ni compitió con la de otras zonas. Se
quedó en una rivalidad entre vecinos en la que cada uno podía opinar que "su
pitarra era la mejor". No obstante, hay viñas de calidad y abolengo como, por
ejemplo, la de Gerardo Pérez, que data de 1780.
El
olivo fue durante muchos años un producto importante, de tal manera, que la
riqueza de una familia muchas veces se medía por los costales de aceituna que
recogía o por las cántaras de aceite que conseguían ocultar a los agentes de
Abastos. Fue una riqueza efímera creada al amparo del estraperlo y el
mercado negro, pero las semillas oleaginosas y la disminución de la escasez
arruinaron el olivar.
En
cuanto a los higos, ello merece capitulo aparte.
LOS HIGOS
Higueras centenarias atestiguan que los higos han estado presentes desde tiempos remotos en la vida económica de Poyales. En un principio, los higos tenían como misión un aporte alimenticio para hombres y animales, dada la escasez de cereales de la zona.
La
introducción de variedades en los higos como el Cuello de Dama, Granillo y
Cordobís, llevó a esta fruta a la categoría de producto de mercado, produciendo
muy buenos ingresos. Años atrás, también había contribuido apaliar la hambruna
generalizada de la postguerra bajo la forma del higo seco, especialidad que
en años record ha llegado a alcanzar una producción de un millón de
kilos.
Las
heladas que castigaron los higuerales de las Vegas estuvieron a punto de
destruir este símbolo de la vida de Poyales, pero se replantaron nuevos
árboles, todos de Cuello de Dama, y se alcanzó una normal
comercialización de higos frescos para frutería.
Esta
comercialización, iniciada en la zona de La Guaña, se remonta a los
primeros años de la década de los setenta. Ha cobrado tal importancia en la
economía agraria de Poyales que hoy en día, gracias sobre todo a la Cooperativa
Vega de Gredos, los higos frescos constituyen el mejor embajador que tiene
Poyales del Hoyo, no sólo en los mercados nacionales sino también en
las plazas más importantes de Europa.